12.7.12

Los príncipes y los mendigos: otra visión del cuento de Mark Twain

Respeto: Veneración, acatamiento que se hace a alguien. Miramiento, consideración, deferencia. (RAE)

Estamos viviendo malos momentos.  Por más, que cada mañana queramos tener una perspectiva positiva, por lo menos yo, que utilizo el radio despertador, no lo puedo hacer. Nos levantamos con la lista de los muertos o las atrocidades de las últimas horas. Ya sé que es un acto de masoquismo, pero huir de la realidad es un acto de suicidio.  Esto lo que trae como resultado es  que nos estemos encerrando y aislando cada día mas… física, emocional y espiritualmente.    

Al final de mi artículo anterior (Off the Shelf o el nacimiento de un blog), mencioné a Stefano Cornelis Steenbakkers Betancourt e implícitamente, su acto de donación de órganos.  Este caso ha llamado la atención pública, por la peculiaridad, primero del nombre y origen del protagonista principal.  La forma viciosa y cruel en que muere, también impide todos los intentos de inadvertencia. Y el desenlace todavía es más singular.   Verdaderamente la lección que nos ha dado este” hermoso príncipe”, es para reflexionar.

Lo denomino “hermoso príncipe”, porque al leer los artículos relacionados con este incidente y dos más que ocurrieron simultáneamente, solo me vino a la memoria la obra de Mark Twain, El príncipe y el mendigo.

Para los mismos días, también acontece la muerte de otro joven, muy próximo a mi entorno. Su historia también apareció en la prensa.  Este joven era Felipe Omar Tapia Torres.  Estos dos personajes,  junto a  Alexis Amador Huggins, y un individuo identificado solo por "Menor" forman parte del elenco de las historias de los príncipes y mendigos de nuestro diario vivir, no solo en Puerto Rico, sino en todos los rincones del mundo.  Tampoco podemos olvidar a José Ortiz Rivera, el gerente de  una reconocida cadena de comida rápida en Juncos, que muere baleado en un asalto, cuando está terminando su jornada de trabajo. Hay más nombres o incidentes, pero se haría interminable.

La historia del  príncipe y el mendigo ha tenido un sinfín de versiones.  Pero la idea central se resume a las peripecias de dos jóvenes con un físico similar, uno príncipe y otro mendigo que  intercambian “lugares”.  Ese “intercambio” afecta la trayectoria de sus vidas.  El príncipe llamado Eduardo, era un joven  regiamente educado,  con unos valores extraordinarios, no solo materiales sino también como individuo.  Tom, el mendigo, era un ser que por la pobreza extrema tenía que sobrevivir, mas que vivir. Solo deseaba salir de la miseria como fuera.

La historia de Stefano ya la conocemos.  A quien  tenga, no solo hijos, si no una pizca de sentimientos, le ha impactado la muerte de este chico.  Y la de José.  Que por ser un fiel empleado, y que respondiendo a los valores aprendidos, perdió su vida.  ¡Porque esta muerte se entiende solamente de esta  forma!  El  joven hizo frente al asalto y la resistencia al mismo, por  la lealtad a su empleador. Esto,  ¿no es tener valor? Por más que los especialistas sobre estos asuntos, nos advierten que en caso de asaltos, uno no debe resistirse. Aunque en otros eventos recientes el menosprecio por la vida es tan desbordante que aun aceptando el asalto, han finalizado la existencia del agredido, solo por vicio.

 



Al  otro lado de la moneda, están:  “Menor”, Alexis y Felipe. Como el mendigo, hacen lo que sea por sobrevivir y más que nada por poseer lo que no tienen.  Quieren obtener las cosas como sea.  Aquí solo aplica: el fin justifica los medios.  Aunque sea ir en contra de los valores que se supone que hayan sido inculcados y “tomar la vida” de los otros seres solo por una “falta de respeto”.

Hace varios años vi una película, protagonizada por Brad Pitt titulada: Seven Years in Tibet (Mandalay Entertainment Productions, 1997).  El argumento de esta película nos presenta la historia real del alpinista austriaco Heinrich Harrer y su relación con el Dalai Lama.  Tengo predilección por las películas biográficas.  Una secuencia que me llamó la atención mucho y me dejo marcada, es cuando el Dalai Lama le instruye a Harrer, sobre el respeto por la vida, aunque esta, sea la de una alimaña. La escena transcurre en un monasterio tibetano. El alpinista, mientras  está sentado en el piso, frente al Dalai, entre ídolos y altares, se percata de  las sabandijas que caminan por los alimentos que se utilizan para los rituales de esta religión. Herr intenta matar una de ellas, cuando se le acerca  y el Dalai Lama lo detiene.  Le recalca sobre el respeto que hay que tener por todos los seres vivientes.  Respeto obligatorio porque son creación divina. La enseñanza  es que el hombre por su estado  de superioridad dentro del reino animal,  no puede atentar contra la vida de ningún ser igual o menor.  Esto es filosofía budista y de cualquier otra religión.  Nos hace reflexionar sobre lo valioso que es la vida.  Y que nadie tiene derechos sobre la vida de otro ser, sea quien sea.


En múltiples artículos de prensa y reportajes de televisión se ha narrado la razón por la cual se le arrebata la vida a Stefano.  Fue por que él no respetó los deseos de "Menor" y de Alexis, más que por quitarle el vehículo.

La historia de Felipe llega a mi conocimiento por una de” mis inteligentes princesas amantes de las mascotas”.  Lo que había aparecido en la prensa simplemente  no solo lo catapultaba hacia la categoría de mendigo si no a la de sabandija.  Mi "princesa" me habló de quien era este joven.  Tuvo una educación privilegiada en  una institución privada.  También tuvo una madre ejemplar que luchó por darle esa educación y lo que ella entendió que podía hacer feliz a su hijo.  Su madre había fallecido  hacia unos años, víctima del cáncer, lo que aparentemente lo sumergió en una crisis que lo llevó por el sendero incorrecto, con el desenlace que todos conocemos por la prensa.

El péndulo de la vida de Felipe osciló entre el ser príncipe a convertirse en mendigo. ¿Por qué pasó?  Debió haber tenido oportunidades parecidas a las de Stefano.  En el caso de Alexis, desconocemos.  Pero hay que recordar que quien entrega a Alexis, es su propia madre.


Creo que estamos tan inmersos en proveerle a nuestros hijos todo el bienestar material; que se está descuidando inculcar y fortalecer los valores reales.  La educación es esencial e indispensable, pero el monitoreo de las actividades extra curriculares es vital.  En comentarios a la prensa hechos por los abuelos de Stefano, mencionan a los medios masivos de comunicación y los “entretenimientos” como los principales causantes de esta falta  de valorización, por algo tan esencial como es la vida. 

En los juegos, puedes matar o eliminar todo lo que se te interponga.  Reinicias el juego y tienes otra vez a la “víctima”, para eliminarla todas las veces que desees.  Con una película, la situación es similar.  La ves todas las veces que deseas o simplemente, le das “rewind” y tienes a la “víctima” otra vez en pie, para verla “caer” un número indeterminado de veces.  Pero la realidad no es así. Cayó, murió. Se está cultivando el desprecio por la vida.

Estamos olvidado lo imprescindible que es un abrazo y decir un “te quiero”, o mejor…”te amo, eres el mejor regalo que la vida me ha dado…eres mi hijo

Tenemos que aprender, verdaderamente,  a respetar

Al finalizar de leer este artículo, llama o busca esas personas especiales en tu vida.  Abrázalas, bésalas y dile lo mucho que las amas.  No lo dejes para luego ni para “de vez en cuando”. Esto contribuye a tener más príncipes y princesas

NOTA: Los nombres completos y las fotografías de las personas incluidas en este artículo aparecen por la notoriedad que alcanzaron a través de los sucesos que protagonizaron.  Toda la información e imágenes han sido tomadas de la prensa local.  Ver referencia al pie de las imágenes. 

Nota Adicional:  Este artículo ha sido editado de su versión original (12 de julio de 2012), con motivo de los hechos acaecidos entre el 15 y 16 de julio de 2012.

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